En este álbum se explora todo el potencial expresivo del violín. Por momentos es conmovedor, en otros, inquietante.
Es una obra introspectiva, que no busca respuestas fáciles, sino que se detiene en las emociones complejas.
Un sonido libre, con guitarras distorsionadas y una actitud que nos transporta a la esencia del rock en los años 90.
Detrás de todo está Nick, quien no solo interpreta, sino que también produce y mezcla la canción. Al asumir todos estos roles, logra plasmar una visión personal sin filtros.
El resultado es una pieza directa y cargada de carácter, que se sostiene en su autenticidad y el oficio de un artista que entiende lo que quiere decir y cómo hacerlo sonar.
Hablando de distorsión, "Teenage scum" vino a contagiar la energía de un adolescente desenfrenado.
No se trata solo de volumen, sino de actitud: una necesidad de decirlo todo, de vivirlo todo, sin pausas ni explicaciones.
Es ese tipo de canción que uno siente en el cuerpo como descarga eléctrica, una mezcla de impulso y libertad que captura la esencia misma de la juventud.
Escrito por Elisa S.